Desde la vereda Altamira en el municipio de Policarpa Nariño, Edith María Meléndez Cabrera ha dedicado su vida a sembrar esperanza en cada surco de su finca, recogiendo las cosechas de café, un legado heredado de su madre a quien recuerda con gratitud por haberle entregado desde muy niña la misión de llegar al corazón de los hogares con el mejor aroma de un café.

Desde las montañas del municipio de Policarpa Edith, caficultora por herencia y vocación, lleva con orgullo las enseñanzas de su madre de quien aprendió la paciencia, resistencia y amor para reconocer el buen café, producto que ha sido la oportunidad de muchas mujeres de este territorio para sostener su vida y la de sus familias.
Actualmente, hace parte de la Asociación Nuevos Horizontes, la cual participa en el proyecto Raíces liderado por ONU Mujeres, con el apoyo de la Agencia de Cooperación Internacional Coreana KOICA, el cual busca mejorar la autonomía económica de las mujeres, fortaleciendo las capacidades asociativas, productivas, comerciales y de sostenibilidad de las organizaciones.
Nuevos Horizontes integra a una diversidad de asociados y asociadas quienes trabajan por un objetivo en común, cultivar el mejor café, el cual sostiene la economía de hombres y mujeres de la cordillera, quienes como Edith dedican su día a día a entregar lo mejor de sus cosechas.
“Desde que empecé a ser parte de la asociación sentí como si estuviera en familia, en donde buscamos un objetivo en común, sacar adelante este proyecto que contribuye a muchas personas en la comunidad”.
Una nueva mirada para un nuevo horizonte
Gracias al proyecto Raíces, 30 mujeres de la asociación Nuevos Horizontes han logrado tejer en unidad, motivando y logrando fortalecer a más mujeres de la asociación. “Este proyecto nos ha impulsado a que demos paso a que más mujeres tomemos las riendas para dar a conocer nuestras ideas y trabajar de manera conjunta para que nuestro café sea reconocido por su excelencia y calidad”.
Las y los integrantes de esta asociación, destacan el valor de las capacitaciones realizadas a través de Raíces, en el cual han encontrado espacios de formación en la incorporación del enfoque de género y masculinidades, construcción participativa de manuales organizacionales y administrativos, identificación y mitigación de riesgos organizacionales, orientados a promover el empoderamiento y liderazgo de las mujeres rurales, siendo estos espacios una oportunidad de transformación y cambio para la sostenibilidad de sus iniciativas productivas.
“Es muy satisfactorio ser parte de estas iniciativas donde miramos como muchas mujeres caficultoras van emprendiendo y empiezan a confiar en ellas mismas”.
Involucrar a hombres para alcanzar la igualdad de género
Durante el proceso formativo, Edith e integrantes de la asociación han reconocido la importancia de construir relaciones más igualitarias en su funcionamiento organizativo. “Algo muy importante ha sido el integrar a los hombres en estas capacitaciones porque se ve que poco a poco van comprendiendo la importancia de los compromisos que asumimos nosotras las mujeres en la asociación y además nos damos cuenta de que ellos disfrutan mucho estos espacios porque se sienten escuchados y se los pone a reflexionar sobre como la igualdad de género en una tarea de hombres y mujeres”.

Las capacitaciones desde la perspectiva de masculinidades no violentas y corresponsables desarrolladas por la Corporación Hombres en Marcha han abierto una nueva mirada en los hombres, generando espacios de intercambio de saberes y reflexiones alrededor de la redistribución de tareas domésticas, la no violencia y la importancia de involucrarse en las labores de cuidado.
“La participación de los hombres de la asociación en estas capacitaciones han permitido labrar un camino de dialogo, respeto y construcción colectiva, ya que ellos se van dando cuenta que, las mujeres contamos con habilidades y conocimientos, que aportan a la organización y también nos permiten ejercer liderazgo desde la ocupación de cargos importantes en la parte directiva, esto ayuda a promover un trabajo conjunto entre hombres y mujeres para potenciar nuestros logros implementando dinámicas igualitarias en donde todos y todas quepamos”.

Transformaciones y compromisos
Edith destaca que los compromisos individuales y colectivos se deben ir tejiendo a partir de la práctica de las herramientas adquiridas durante el proceso de capacitación, “Vamos comprendiendo que desde diferentes acciones abrimos espacios donde hombres y mujeres podamos trabajar de manera igualitaria, donde nuestras voces sean reconocidas y logremos participar de manera activa en la toma de decisiones dentro de la asociación”.
Además, destaca que uno de los aspectos importantes de este proceso ha sido la reflexión sobre la corresponsabilidad en las labores de cuidado, “he mirado como a partir de las conversaciones y reflexiones que se han dado en la formación con hombres, ellos van reconociendo la importancia de la redistribución de las labores del hogar y que el cuidado debe ser una labor compartida dentro de la familia; este es un cambio que se debe ir dando para dejar de naturalizar la sobrecarga que las mujeres tenemos y que nos ha impidiendo avanzar en desarrollo ámbitos comunitarios y sociales”.
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