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Hombres y Mujeres en proceso de reconciliación se unen para promover la igualdad de género.

adminhombres 25 de enero de 2024 0

Desde que se decretó el aislamiento obligatorio en el país, las cifras de violencia basada en género han incrementado. Sólo en Nariño, entre enero y mayo de 2020 se han reportado 584 casos de violencias contra las mujeres, de acuerdo con los datos emitidos por el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (INMLCF). Lamentablemente la pandemia ha dejado aún más al descubierto, que uno de los lugares más inseguros para las mujeres es su propio hogar.

Con el fin de prevenir las violencias contra las mujeres y generar estrategias para el cambio social y la construcción de paz en el Antiguo Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación ETCR de La Variante en Tumaco, Nariño, al sur del país, cerca de 60 personas en proceso de reincorporación trabajaron de la mano con las organizaciones, han impulsado respuestas comunitarias para transformar estereotipos tradicionales de género que han causado por años, discriminaciones y violencias contra las mujeres y niñas.

Crédito: Hombres en Marcha.

La organización “Hombres en Marcha” con el apoyo de ONU Mujeres y la Embajada de Noruega, en articulación con la Misión de Verificación de la ONU en Colombia y la Agencia Nacional para la Reincorporación y Normalización (ARN), unieron esfuerzos para desarrollar el proyecto “Territorio Pazífico, hombres y mujeres para la paz”.

Fue así como hombres y mujeres construyeron participativamente una ruta comunitaria de atención a través de la cual pueden identificar los tipos de violencias basadas en género, promover respuestas comunitarias para prevenirlas, conocer y acceder a la institucionalidad respondiente a través del directorio institucional actualizado e impulsar un Comité de Convivencia y Reconciliación Territorial, que vincula también a los hombres de la zona.

“La ruta construida es para atender las situaciones de violencia; con la ruta nos organizamos para acompañar no solamente a las mujeres del antiguo ETCR sino también a las de la comunidad”, cuenta María, mujer en proceso de reincorporación y participante del proyecto.

Crédito: Hombres en Marcha.

El proceso permitió fortalecer las capacidades de las mujeres para su autonomía, liderazgo y empoderamiento, disminuir la estigmatización social que afrontan las mujeres exintegrantes de FARC-EP en la comunidad y fortalecer los lazos de reconciliación y trabajo en equipo entre la población excombatiente, víctimas del conflicto armado y mujeres.

Por su parte, los hombres también se motivaron a vincularse en la detección de situaciones de violencia y el impulso de iniciativas comunitarias para promover una sana convivencia, la eliminación de violencias contra mujeres y niñas y el fortalecimiento de la corresponsabilidad en familia.

Crédito: Hombres en Marcha.

A través del arte y la cultura se trabajaron mensajes en los que se invitó a los hombres a respetar los derechos de las mujeres, responder a los conflictos de manera pacífica, proveer cuidados a su familia, paternidades activas, la importancia de compartir de manera igualitaria espacios de recreación y deporte, y reconocer que las tareas domésticas deben ser compartidas.  Las estrategias vincularon a integrantes de la fuerza pública y de la comunidad aledaña. (Ver video informe de estrategia deportiva Mujeres y Hombres en todo tipo de cancha).

Campo Elías, participó en el desarrollo de un mural en el que expresaban los valores de la paternidad responsable y amorosa. Su experiencia fue muy enriquecedora y le dejó buenas enseñanzas: “hicimos el mural en Tumaco como un compromiso con la paz. Queremos que sepan que seguimos firmes con el proceso y nuestra lucha ya no es con armas, es con la palabra. En este caso, los mensajes que le damos a los hombres es que eduquemos a nuestros hijos con amor.” dice. (Ver video informe Mural «Soy un Padre Ejemplar»).

Otro de los resultados del proceso fue la canción “Masculinidades para la paz”, en donde a ritmo de rap, integrantes del antiguo ETCR hablan sobre los valores que se deben promover en la familia, los roles de género y el cambio de paradigmas frente a lo que resulta para la sociedad ser un hombre.

Videoclip «Masculinidades para la Paz». Crédito: Hombres en Marcha y ONU Mujeres.

Ahora, con las herramientas adquiridas, los y las participantes saben identificar los tipos de violencia basada en género, conocen la ruta de atención para las mujeres víctimas y una vez puesto en marcha el Comité de Convivencia siguen trabajando en la prevención, elemento clave en medio del aislamiento obligatorio por la pandemia.

Al generar iniciativas comunitarias lideradas por hombres y mujeres en proceso de reincorporación, se refuerza su compromiso con la prevención de violencias y la generación de igualdad en oportunidades y acciones que reivindiquen los derechos de las mujeres y niñas en el territorio.

Mujeres indígenas y campesinas de Cumbal, Nariño, se forman para hacer historia

adminhombres 24 de enero de 2024 0

Luz Angélica Tarapuez, mujer indígena del pueblo de Pastos, en Cumbal, Nariño, vive en la frontera colombo ecuatoriana y está convencida que su proceso de formación es uno de los caminos para seguir luchando por sus derechos y avanzar hacia la igualdad de género. Conozca su historia.

La Escuela de formación ‘Soy Rosita, soy mujer, soy campesina, soy indígena’ dirigida a las mujeres para la prevención, protección y atención de las violencias basadas en género, que se desarrolla en el municipio de Cumbal, Nariño, ubicado en la frontera colombo ecuatoriana, ha permitido que las participantes afiancen su participación social y comunitaria. Luz Angélica Tarapuez es una de ellas.

“Yo defino a mi comunidad indígena como trabajadora, de minga, de resistencia, una comunidad que tiene mujeres lideresas y se han caracterizado por recuperar la tierra. Cumbal ha sido pionero en la lucha por el territorio y las mujeres han sido protagonistas en estos procesos. La historia lo dice. Ganar los espacios de liderazgo no ha sido fácil, hemos tenido que luchar también con los hombres que muchas veces nos han discriminado y se han burlado de nosotras, pero no nos hemos dejado opacar. Ahora estamos organizadas como Mesa de Mujeres y nos estamos formado en la Escuela, aprendiendo sobre nuestros derechos y concientizándonos frente a la importancia de hablar cuando no estamos de acuerdo, cuando sentimos que las decisiones nos afectan como mujeres”, cuenta Luz Angélica con orgullo.

Las mujeres que cursan la Escuela han logrado apropiar diferentes conceptos frente a las violencias basadas en género, también han fortalecido sus conocimientos en torno a la participación social y política, y por eso se han vinculado a diferentes escenarios como la Mesa Municipal de Mujeres, el Comité Local de Violencia Sexual y Juntas de Acción Comunal. Uno de los resultados movilizadores del proceso permitió que las mujeres realicen foros en época electoral, a través de los cuales han construido propuestas, incidiendo en el Plan de Desarrollo Municipal. El proceso ha impactado positivamente la vida de las participantes, principalmente en la construcción de su autonomía como elemento fundamental para la prevención de las violencias.

Foro con candidatos a la Alcaldía de Cumbal liderado por mujeres.

“Dentro de las acciones que hemos conseguido en este proceso ha sido la realización de un foro que dio mucho impacto, es el primero que hacemos las mujeres en la historia de Cumbal en el que se logró visibilizar nuestra voz. Ahora las jóvenes están aprendiendo de nosotras, les dejamos un legado de lucha y fortaleza. Nosotras somos como el agua que fluye y da vida, y los hombres son como el fuego que enciende. En nuestra cosmovisión indígena nadie es más y nadie es menos, somos complemento y por eso defendemos la igualdad de género”.

Luz Angélica se ha destacado también por invitar a muchas mujeres para que participen en el proyecto, afirmando que para ella ha sido una experiencia muy enriquecedora: “la escuela es importante porque las mujeres debemos estar aprendiendo, es parte de la vida y permite actualizarnos”, dice. Son cerca de las 6 de la tarde y la noche empieza a caer, al fondo suenan las campanas de la iglesia ubicadas en el parque central de Cumbal y se escuchan los pájaros acercarse a los árboles para anidar. Illari, su hijo, se acerca correteando a las palomas y resbalando entre los charcos del piso mojado por la lluvia.

Ella lo mira con ternura y menciona: “Illari llegó en un momento especial de mi vida, mi hija mayor ya está en la universidad y no pensé que en este momento tendría otro bebé. Él es mi resistencia, mi fuerza, y lo voy a criar para que sea solidario con los derechos de las mujeres. Su nombre significa amanecer en Quechua y él fue para mí un amanecer, en mi gestación estuvo todo el tiempo acompañándome a palabrear, a tejer y ahora con sólo dos años me acompaña a tocar la armónica en mis rituales y encuentros, asiste a espacios que seguramente un día los va a entender mejor y tendrá bases para que sea una persona coherente con lo que hemos luchado”.

Luz Angélica Tarapuez actualmente hace parte de la Escuela de formación ‘Soy Rosita, soy mujer, soy campesina, soy indígena’ que implementa la Corporación Hombres en Marcha en el marco del proyecto binacional ‘Comunidades Protectoras’, implementado en la frontera colombo ecuatoriana por ONU Mujeres, UNICEF y ACNUR con el apoyo del Peace Building Fund.

El proyecto binacional es la primera iniciativa que se desarrolla en la frontera, articulando la formación a las mujeres en torno a sus derechos, el involucramiento de hombres como aliados de la igualdad de género y el fortalecimiento de la ruta institucional para la atención y prevención de violencias basadas en género. La historia de Luz Angélica se relaciona con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 16 para lograr una paz sostenible y el Objetivo de Desarrollo Sostenible 5 para la igualdad de género y el empoderamiento de mujeres y niñas.